sábado, 12 de marzo de 2011

El año del mochuelo

Por primera vez SEO/BirdLife ha elegido una rapaz nocturna como Ave del Año. El mochuelo europeo se convierte así en la especie protagonista de este año para llamar la atención sobre su estado de conservación, las amenazas que presenta y cómo todos podemos contribuir a mejorar sus poblaciones. 
En esta ocasión el mochuelo reclama las miradas de todos, pero especialmente del mundo rural, puesto que su declive, más de un 40% en la última década en España, está ocasionado principalmente por los cambios en la agricultura. En la actualidad se estima que hay alrededor de 50.000 mochuelos en nuestro país.
Durante muchos años el mochuelo se ha beneficiado de las actividades humanas en el sector agrícola y gracias a ello sus poblaciones aumentaron considerablemente. Paralelamente el mochuelo fue y es uno de los mejores aliados del agricultor, ya que combate las plagas de roedores y langostas de forma natural y sin el coste que conlleva la utilización de productos químicos. 
El siguiente vídeo divulgativo, emitido por la Sociedad Española de Ornitología (SEO), lanza una llamada urgente a la conservación de esta ave:
 


* En la literatura podemos encontrar la fábula de Samaniego: "El mochuelo y el ruiseñor"

Una noche de mayo, 
dentro de un bosque espeso, 
donde, según reinaba 
la triste oscuridad con el silencio, 
parece que tenía 
su habitación Morfeo;  
cuando todo viviente  
disfrutaba de dulce y blando sueño,  
pendiente de una rama 
un ruiseñor parlero  
empezó con sus ayes  
a publicar sus dolorosos celos.
Después de mil querellas,  

que llegaron al cielo, 
a cantar empezaba 
la antigua historia del infiel Tereo.
Cuando, sin saber cómo, 

un cazador mochuelo  
al músico arrebata  
entre las corvas uñas prisionero.
Jamás Pan con la flauta 

igualó sus gorjeos,  
ni resonó tan grata 
la dulce lira del divino Orfeo;  
no obstante, cuando daba 
sus últimos lamentos,  
los vecinos del bosque  
aplaudían su muerte; yo lo creo.
Si con sus serenatas 

el mismo Farinelo 
viniese a despertarme 
mientras que yo dormía en blando lecho,  
en lugar de los bravos 
diría: «Caballero, ¡Que no viniese ahora 
para tal ruiseñor algún mochuelo!».

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