Corren días de Cuaresma. Tiempo litúrgico de penitencia, de oración, de ayuno y sacrificio. Este periodo se estableció a partir del Concilio de Nicea (325 d.JC).
En la Cuaresma priman el ayuno y la abstinencia de comer carne. Por ello, para compensar los tristes y parcos condumios (salazones, legumbres, potajes y sopas) que nos sustentan estos días, se elaboran diversos dulces y bollería típicos (caramelos, torrijas, leche frita, buñuelos, pestiños, monas de Pascua, etc).
En la zona de Levante y Cataluña es habitual en estas fechas degustar las Monas de Pascua. Se trata de un bollo elaborado con una masa similar a la de un suizo que lleva encima uno o varios huevos con la cáscara pintada, conocidos como huevos de pascua. El origen de la receta de la Mona de Pascua también hay que buscarlo en tiempos de los musulmanes en España. Su nombre procede del árabe "munna", que significa "provisión de boca" y era tradición que los moriscos la regalaran a sus amos. Su elaboración es similar a la del pan quemado, un dulce típico de la provincia de Alicante y que se consume durante todo el año. La diferencia radica en que la Mona de Pascua lleva un huevo hervido e incluso huevos de chocolate. Es tradición que el padrino se la regale a su ahijado y se suele tomar especialmente los Lunes de Pascua, como símbolo del fin del ayuno y la abstinencia. Las filloas gallegas, la leche frita o el arroz con leche son otros postres también arraigados a la Semana Santa, aunque todos ellos ya se han hecho habituales en cualquier momento del año.
Aprendamos algunas recetas con ayuda del siguiente audio:
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