miércoles, 5 de agosto de 2015

La vida en una charca



 

 No hace falta alejarse mucho para alcanzar una charca, laguna o poza (natural o artificial). En estos efímeros y someros medios acuáticos, podemos hallar una rica biodiversidad constituida por comunidades de animales y plantas muy compenetradas (biocenosis).
 Con frecuencia resulta difícil el drenaje de las depresiones del terreno, alimentadas por la lluvia, y el agua llega a encharcarse mansamente. Los pequeños remansos de los bosques se denominan turberas o tremedales, a diferencia de áreas más extensas y sin arbolado como los pantanos y marismas.
 El borde de una charca o laguna suele estar poblado de carrizos y juncales, provistos de raíces muy tenaces y tallos huecos. La orla de vegetación macrofítica se va adentrando en el agua, año tras año, colonizando nuevas zonas; así la charca se va reduciendo de tamaño. La orilla se va desecando de una manera lenta y progresiva para facilitar la instalación de plantas de mayor porte como sauces, tarayes y alisos. Por último, vienen los árboles como álamos y olmos junto junto a la maleza propia de estas zonas menos húmedas.
 Cuando el agua se mantiene en calma se puede ver una película verde formada por algas, así como lentejas de agua (gén. Lemna).
 Entre las plantas acuáticas se pueden hallar numerosos animales minúsculos, visibles con una lente de aumento o lupa, dando saltos y movimientos rápidos (larvas y protozoos). Algunos de ellos parecen tener un solo ojo como los mitológicos gigantes griegos, por este detalle se los conoce como Cyclops. Con suerte se puede ver algún cangrejo de río, marchando perezosamente sobre sus patas articuladas o bien detenido sobre una roca sumergida si el agua es muy profunda. Un ejemplar adulto puede llegar a medir diez centímetros de longitud.
 Por otro lado, se ven buscando alimento a los zapateros, insectos de cuerpo largo sobre patas muy finas que parecen zancos, deslizándose sobre la superficie del agua a modo de briosos patinadores.
 El garapito  o  barquerito (Notonecta glauca) es un voraz insecto de un centímetro de longitud que nada sobre su espalda y tiene forma de quilla de bote. Nada con movimientos rápidos y ataca a sus presas, a veces de mayores que él, gracias a sus poderosas mandíbulas.
 También se pueden ver, revoloteando, las libélulas y los caballitos del diablo (orden Odonatos) que besan un momento el agua y se remontan de nuevo. Tienen cuatro grandes alas horizontales, a veces transparentes y tornasoladas, y un cuerpo largo con brillo metálico. Van buscando comida o bien depositando sus huevos en la superficie del agua. De los huevos nacen ninfas que se alimentan de invertebrados y pequeños vertebrados (renacuajos y peces). Cuando han alcanzado la edad de vivir fuera del agua se encaraman por el tallo de una planta para convertirse en adultos alados.
Sobre el fondo del légamo de las aguas poco profundas se pueden descubrir conchas de moluscos. Véase este muestrario:


Conchas de 2) Pseudamnicola (Pseudamnicola) subproducta (Paladilhe, 1869).
3) Peudamnicola (Corrosella) hinzi Boeters 1986.
4) “Islamia” coronadoi (Bourguignat, 1870) holotipo.
5) Islamia pallida Arconada & Ramos, 2006 holotipo.
6) Potamopyrgus antipodarum (Gray, 1843).
7) Bithynia (Bithynia) tentaculata (Linnaeus, 1758).
8) Lymnaea stagnalis (Linnaeus,1758).
9) Stagnicola palustris (Müller, 1774).
10) Galba truncatula (Müller 1774).
11) Radix auricularia (Linnaeus, 1758).
12) Radix balthica (Müller 1774).
(Fuente de la figura y denominaciones: "Moluscos de agua dulce de Madrid". J. Soler, D. Moreno y otros. Graellsia, 62(número extraordinario): 201-252.  Año 2006)

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