Cuando el Imperio Romano pretende extender su dominio en la península Ibérica, entre los años 147 y 139 a.C., un caudillo lusitano logra agrupar a unas cuantas tribus en un ejército que mantuvo en jaque a la mayor potencia militar de su tiempo. Este héroe no fue vencido en el campo de batalla sino en el de la traición.
Recordemos en la siguiente presentación la leyenda de Viriato:
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