“Comprendo bien la resistencia de los intelectuales a ver su pensamiento reducido, en consecuencia transformado, por las exigencias mediáticas. Es legítimo. Sin embargo, en muchas otras clases de circunstancias, académicos y filósofos practican una escritura opaca, lo que podría justificarse por una concepción del mundo jerárquica, elitista (guardar nuestros secretos entre sacerdotes iniciados), pero no si se adhiere a los principios del humanismo democrático.
Si mi doctrina me dice que hay que tratar al otro como a un sujeto, comparable al sujeto que soy yo, entonces nada justifica que me reserve una posición de privilegio en mi discurso, ayudando por un vocabulario hiperespecializado o por una sintaxis alambicada (… ) Escribir con la mayor claridad posible es una de mis reglas de higiene.”
Tzvetan Todorov (Deberes y delicias, FCE)
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